Como cada 15 de agosto, se ha vuelto a vivir la emocionante traída de la Virgen de las Viñas a Tomelloso, donde permanecerá hasta que concluya la Feria y Fiestas que se celebrará en su honor desde el próximo jueves, 24 de agosto. Como es tradición, acompañada por más de mil de devotos, la Virgen de las Viñas ha salido del Santuario de Pinilla poco después de las siete y cuarto de la mañana, en dirección a la Iglesia de la Asunción. En primer lugar, encabezando la hilera de acompañantes, se encontraban Alejandro Ramírez, presidente de la Hermandad de la Virgen de las Viñas, así como Javier Navarro, alcalde de Tomelloso. También han seguido a la Patrona los concejales del equipo de gobierno y del grupo socialista. Una traída de la Virgen de las Viñas a Tomelloso en la que se volvían a producir varios momentos emocionantes como, al llegar al puente de la Autovía de los Viñedos, la imagen se giraba para decir adiós al Santuario de Pinilla. De igual manera, cuando llegaba a la Avenida Virgen de las Viñas pero, sobre todo, a la Calle Socuéllamos, se sumaban muchos más devotos al recorrido. Momento en el que la Virgen de las Viñas se giraba para ver a su benefactora, Encarnita Ramírez, en su casa de la calle Juan José Rodrigo. Poco después de las ocho y media de la mañana, la Virgen de las Viñas llegaba a la Plaza de España. En ese momento, como novedad de este año 2023, Javier Navarro, alcalde de Tomelloso, pronunciaba el tradicional Voto a la Patrona, antes de que entrara a la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, con la intención de «darle el protagonismo y la relevancia que merece». Con una buena presencia de público, le agradecía «tu amor infinito e incondicional, por tu comprensión, por ser el remanso de paz de un pueblo que grita jubiloso tu llegada, por tu magisterio con los mayores, por tu sensibilidad, por su certeza ante nuestras angustias».
VOTO ÍNTEGRO A LA PATRONA, LA VIRGEN DE LAS VIÑAS, DEL ALCALDE DE TOMELLOSO, JAVIER NAVARRO.
Bienvenida Madre de Tomelloso.
Quiero como alcalde que soy del pueblo del que eres Madre y Señora, recibirte en nombre de tu pueblo y manifestarte la enorme alegría que sentimos los tomelloseros porque, de nuevo, estás en tu casa.
Madre, hoy me pongo a tu servicio, para ofrecerte lo mejor que puedo darte, mi entrega al servicio público de Tomelloso y mi esperanza en hacerlo con humildad, honestidad y empatía.
Virgen Santa de las Viñas que, a través de la luz de tus ojos, has visto pasar por tu manto los deseos y anhelos de tus hijos de Tomelloso, quiero hoy rezarte y rogarte, al igual que lo hacen tus hijos, en plegarias silenciosas que son las que en el recogimiento de la comunión y en el diálogo callado y profundo de la oración, te hacen los tomelloseros mientras te veneran .
Virgen de las Viñas, la vid sostiene con gracia tu mano blanca y tinta, cavada y despedregada, que poda y cuida el viñador, ya tiene sus frutos. Un año más, Vírgen María, tu pueblo ha mirado al cielo sus plegarias para que la viña pudiera ser regada. Con vehemencia pero, también, con la solidaridad del pueblo que conoce y sabe que el agua es un bien escaso, necesario y que otros hermanos padecen su ausencia con mayor virulencia.
Santa madre, muchos de tus hijos este año ya no vendrán a decirte un Viva, ni a acompañarte en tu venida a este pueblo. Por ellos, querida Patrona y por sus familias, quiero dirigirme a ti para que sigas cuidándolos y les des el sosiego y paz a quienes ya no disfrutan de sus seres más queridos.
“Yo soy la vid verdadera dice el señor y mi padre es el viñador” te manifiesto mi desvelo constante por los jóvenes de Tomelloso. Tú que sostienes a tu hijo en el regazo, y que, como madre, conoces el sufrimiento y los desvelos que conlleva ayudarles a encontrar el buen surco de la vida. Pues es el sarmiento el que es arrojado fuera sin dar fruto, y es la vid de la vida donde se cuida, se alimenta el alma y se fortalece el espíritu. Dame la sabiduría necesarias para, desde el lugar en que ha querido tu pueblo que esté, pueda ser útil a la juventud, esa juventud sana que clama tu nombre en Romería, que destroza su garganta a gritos de alegría y a la que debemos cuidar como lo que son, el tesoro del presente y el futuro.
Sigue guiando a tu pueblo, madre, en la solidaridad y en el compromiso con nuestros mayores. Ellos son historia, sabiduría, experiencia. Un pueblo que no respeta a sus mayores no puede prosperar en bienestar ni en solidaridad. El agradecimiento que debemos tributar Virgen de las Viñas, a quienes nos han dado lo mejor de ellos mismos, debe de ser practicado diariamente y no caer en el olvido. Porque tú, Santísima Virgen de las Viñas, nos enseñas el camino de la sensibilidad y la ternura para con ellos. Te ruego virgen santa, que sigamos siendo respetuosos y honremos a nuestros mayores, presentes siempre en nuestra oración. A su bienestar social, madre, también comprometo mi quehacer diario.
Vivimos en un mundo con muchos problemas querida Virgen de las Viñas, creados en su inmensa mayoría por la mujeres y los hombres. Es la convivencia entre personas diferentes, diversas, de procedencias distintas, de caminos alejados, de culturas opuestas, de religiones divergentes, un reto para mi, Madre. Tomelloso es un crisol culturas. Esta mancha abierta, llana y profunda, extensa también en franqueza , que sabe recibir al visitante y acoger al inmigrante, esta tierra, tu pueblo, quiere que bajo tu protección y comprensión maternal, nos ayudes a encontrar equilibrio en la convivencia diaria, a ser generoso con quien, abandonando su tierra, busca entre nosotros un futuro mejor.
Un futuro de esperanza en la oportunidades que tenemos, un futuro que anhela trabajo y estabilidad, y en esto Santísima Virgen, me voy a dejar el corazón y lo mejor de mi inteligencia.
Quiero, Madre, antes de entrar a tu parroquia, donde te veneramos con fervor y alegría, darte las gracias por todo aquellos que nos das. Por tu amor infinito e incondicional, por tu comprensión, por ser el remanso de paz de un pueblo que grita jubiloso tu llegada, por tu magisterio con los mayores, por tu sensibilidad, por su certeza ante nuestras angustias. Gracias por hacernos mejores, más humanos, más tolerantes. Por cuidar a nuestros jóvenes.
No te entretengo más, Madre. Tu casa te espera impaciente. Solo permíteme que te grite con devoción y alegría: ¡Viva la Virgen de las Viñas!