Si el pasado jueves, 19 de enero, publicábamos que, a pesar de las innovaciones realizadas por el conocido cocinero Alberto Chicote, a través de su programa Pesadilla en la cocina, en el restaurante El calamar de la localidad ciudadrealeña de Puertollano, que se emitió durante el pasado jueves, 22 de diciembre en La Sexta, al establecimiento parecía no haberle servido de mucho la popularidad televisiva, puesto que se traspasaba, permaneciendo cerrado desde hacía varios días, ahora hemos sabido, gracias a los compañeros de MiCiudadReal.es, que su propietario José María Laguna, más conocido como Chema, también traspasa su otro restaurante, Leña y carbón, situado en la Plaza Villarreal de Puertollano, en el que se servían los platos que se elaboraron durante el programa. Una grabación que, según su presentador, el cocinero Alberto Chicote, a través de su cuenta @albertochicote de la red social Twitter, había sido «la pesadilla más dura de todas las de las ocho temporadas», puesto que «nadie le había tratado como Chema y que nunca antes había visto algo así». De hecho, ambos llegaron a protagonizar numerosos encontronazos durante el programa aunque, justo después de emitirse, José María Laguna aseguraba en redes sociales que estaba «todo guionizado», así como que «firmas un contrato en el que ni puedes hablar, te dicen lo que hacer y cómo hacerlo y cortan y pegan lo que quieren».
Además, pocos días después de la emisión del programa, durante la Nochebuena del pasado sábado, 24 de diciembre, la Policía Nacional de Ciudad Real detenía a José María Laguna debido a un presunto delito de malos tratos en el ámbito familiar. Al parecer, el hostelero se presentó, en torno a las nueve de la noche, en la vivienda en la que residía su anterior pareja, en la que habría provocado un altercado doméstico. Tras pasar la Nochebuena retenido en comisaría, al día siguiente domingo, 25 de diciembre, Día de Navidad, Chema pasó a disposición judicial, celebrándose un juicio rápido, que tuvo como veredicto una orden de alejamiento, así como la imposición de no poder ver a sus hijos durante 30 días.