Durante la segunda sesión del juicio por el asesinato de María Isabel de la Rosa, celebrado este martes, 6 de junio, en la Audiencia Provincial de Albacete, el principal acusado, A.G.S., se ha declarado culpable de los hechos explicando, a preguntas del Ministerio Fiscal, como mató y emparedó a la víctima durante el pasado día 19 de agosto de 2021, asegurando que «no sé qué se me pasó por la cabeza». Justo después, ha explicado la relación que mantenía con la víctima, asegurando que eran conocidos, que coincidían muchas veces tomando algo, así como que era cliente suyo habitual. De igual manera, ha reconocido que «le debía cincuenta euros desde hacía un par de semanas», por lo que la llamó para poder devolvérselos.
Así pues, el acusado ha relatado que «estuvieron charlando y tomando unas cervezas». También, que María Isabel de la Rosa le dio un par de Rascas para que los abriera pero que, después de un rato, había abierto demasiados, exigiéndole esta que se los pagara. De hecho, ha reconocido que «me puse a abrir rascas y no tocaba ninguno, llegué a juntar hasta doscientos euros y, ahí, ya me dijo que tenía que pagarlos, pero yo no tenía dinero». En ese momento, según la declaración del procesado, María Isabel de la Rosa se puso de pie, exigiéndole el dinero que le debía, momento en que A.G.S. se puso nervioso y la empujó, cayendo esta contra el suelo.
Tras lo ocurrido, siempre según la declaración del acusado, la víctima lo amenazó con denunciarlo. Fue entonces cuando A.G.S. se habría abalanzado sobre ella, apretándole el cuello hasta estrangularla. De hecho, ha relatado que «me senté encima de ella, le sujeté un brazo con una pierna, no podía soltarse, la cogí del cuello, le apreté, no le dio tiempo de decir nada, estuve poco tiempo, un minuto o un minuto y algo, un rato muy malo, no sé qué se me pasaría por la cabeza, estuve apretando hasta que noté que estaba muerta». Tras esto, ha reconocido que se encontraba «en shock», añadiendo que «no quería tirar el cadáver por ahí», por lo que decidió llevarlo hasta una habitación y envolverlo. Además, A.G.S. ha asegurado que «no pensé en llamar a la policía ni al 112, me asusté, no sabía qué hacer, cogí el cuerpo y lo llevé a una habitación, lo dejé en el suelo y lo envolví».
Momentos después, el acusado decidió construir un habitáculo para esconder el cuerpo y evitar que se extendiera el olor, encargando materiales de construcción, azulejos y comenzando a levantar un muro. En este sentido, A.G.S. ha recordado que «tengo conocimientos de albañilería, metí el cuerpo, haciendo filas de ladrillos con cemento, así hasta llegar arriba, lo hice dos o tres veces para evitar que saliera el olor, escondí también su chaleco, los rascas y la carcasa de la TPV», añadiendo que rompió tanto la TPV como el teléfono móvil de María Isabel de la Rosa. Además, ha contado como, días después, estando en el bar al que solía ir, comentaron algo de la desaparición, remitiéndose a decir que no sabía dónde estaba. Así hasta que el pasado día 24 de agosto, la policía se presentó en su casa, «me pidieron permiso para entrar en la casa, les dije de salir al patio y, allí, les conté dónde estaba, les dije que la había enterrado ahí, entonces me detuvieron y declaré todo».
Así pues, el Ministerio Fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de asesinato por el que, al igual que la acusación particular, solicitan la pena de prisión permanente revisable, mientras que la defensa mantiene que se trata de un homicidio, con los atenuantes de obcecación y arrepentimiento, por lo que piden una reducción de la condena.
