Castilla-La Mancha cuenta con distintos brotes activos de viruela ovina en todas sus provincias, excepto en la de Guadalajara. Se trata de en torno a 6.000 explotaciones de ovino, así como de caprino de Ciudad Real, Cuenca, Toledo y Albacete, que se encuentran inmovilizadas desde este martes, 7. Esto quiere decir que son en torno a tres millones y medio de cabezas las que se han inmovilizado para intentar contener esta enfermedad, altamente contagiosa, así como con elevada mortalidad entre los animales. Sin embargo, no se transmite ni al ser humano, ni al queso o la leche que estos producen. Una decisión que la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha tomado después de la detección de un gran brote en una explotación de Ciudad Real. De hecho, no se encuentra cerca del foco inicial, situado en Cuenca, ni de otros surgidos posteriormente, en los que se han tenido que sacrificar a 38.000 animales.
Así pues, el último caso detectado en Ciudad Real, un cebadero situado dentro del término municipal de Alcázar de San Juan, ha precipitado la inmovilización decretada en toda la región, puesto que su origen más probable habría sido el movimiento del ganado desde otra zona. Una medida que, por el momento, no se sabe cuándo concluirá, a la espera de la evolución epidemiológica. Además, cada explotación deberá limpiar, así como desinfectar correctamente los medios de transporte. De hecho, únicamente están autorizados los movimientos de animales con destino al matadero. Sin embargo, se podrá seguir recogiendo leche, así como también pastorear. En este sentido, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha ha abonado 4 millones de euros en indemnizaciones a los ganaderos afectados de la provincia de Cuenca.
Aunque los casos de viruela ovina detectados en Cuenca terminaron expandiéndose por toda la provincia y, probablemente, también son el origen de este salto a Ciudad Real, los veterinarios continúan asombrados de que haya sucedido, puesto que este tipo de viruela no aparecía en la cabaña española desde el año 1968. Así pues, los expertos en la materia consideran que su entrada a España se podría deber a cualquier movimiento desde otro país, puesto que el virus resiste bien a temperatura ambiente, por lo que puede transportarse en ropa u otro material.
